viernes, 2 de mayo de 2008

Sócrates: sus aportes a la sociedad



La aparición de la filosofía moral en la humanidad fue determinante en el destino de ésta. Sócrates entró en contradicción con la filosofía individualista de los sofistas para ofrecer una teoría de la sociedad como un organismo viviente regulado por leyes.


Gracias a Sócrates existen conceptos y no sólo vagas opiniones. Esto, significó un gran paso para el crecimiento de la ciencia. Gracias a Sócrates hoy, las personas no procuran relativizar la verdad, excepto unos cuantos que preferirían vivir bajo leyes propias.


Este gran filósofo, explicaba que el ethos conducía a determinado comportamiento ante la vida cotidiana, pero al mismo tiempo intentaba explicar el porqué de los mandamientos morales. Un detalle muy característico de la filosofía. Aceptar algo solamente si se conoce el porqué y mejor aún si se conoce el para qué. Lo positivo de esta filosofía de Sócrates es el orden que pretende establecer en la sociedad, pero siempre explicando el porqué de las reglas impuestas para mantener dicho orden.
Hace falta hoy en día reflexionar acerca de la filosofía de Sócrates y empezar a ponerla en práctica.


Nicaragua: un país gobernado platónicamente


Hace siglos atrás antes de Cristo, Platón, uno de los más grandes filósofos de la historia universal escribió una obra llamada La República. En ella exponía una filosofía política que rige a muchos gobernantes en la actualidad. Con la gran diferencia de que es ahora una filosofía amorfa y que sólo reconoce las ideas que le convienen y pueden usarse para conveniencia de unos pocos.


En Nicaragua, ha habido gobernantes platónicos. Nuestra patria sufre del mal de la arbitrariedad de muchos de sus hijos. Y es ahí en donde no coinciden con la filosofía de Platón, pues en ella, es la justicia el valor supremo y la máxima virtud. El problema es el logro de una definición correcta de lo que es justicia. Según Platón, la justicia consiste en “que cada una de las facultades cumpla en el alma y en el individuo con la función que le ha sido asignada”, pero, ¿quién decide la asignación de las funciones? Es en ese momento en donde los gobiernos actúan a su antojo y conveniencia.


Y luego viene la enseñanza que sí gusta de todos los políticos que desean poder: una república vertical y autoritaria. El poder absoluto a través de un “rey filósofo” que debe estar en la cumbre guiado por la “justicia”. ¿Fue Somoza un rey filósofo? ¿lo fue o lo es Daniel Ortega? ¿Es nuestro presidente fiel lector y seguidor de la doctrina del comunismo platónico? A mi parecer Nicaragua ha tenido muchos gobernantes amantes de la filosofía platónica, tomando en cuenta que la gran ventaja que ésta les ofrece, es la capacidad de manipulación del concepto de la justicia.

¿Qué es lo que realmente necesitamos?



Cuando entramos al preescolar, las enseñanzas que recibimos, ¿son las que necesitamos? ¿no se tratan más bien del contexto en el que nos encontramos? Es decir, me parece que si naciste en América Latina, entonces te enseñarán a usar un alfabeto con menos de treinta grafías, mientras que si eres japonés, tu mente se verá obligada a aprender cientos de caracteres.
Entonces, ¿no somos, simplemente, producto de las circunstancias? El estudiante, estudiará lo que él cree que necesita. Pero, si él siente que necesita “algo”, probablemente sea porque de cierta manera, la sociedad ha influido en él para que así lo crea. A mí parecer, entonces, el realmente estudiar, no existe.


José Ortega y Gasset, explica que una ciencia, no es ciencia sino para quien la busca. Si alguien me obliga a aprender, por ejemplo etiqueta, lo realizaré puesto que tengo la capacidad para tal cosa. Pero, realmente, nunca sentí necesidad de ese conocimiento. Al estudiante, se le imponen las ciencias que debe estudiar, junto con la supuesta “necesidad” que debe sentir de aprenderlas.
Mi reflexión entonces, llegó hasta cuestionarme, ¿qué hago estudiando comunicación social? ¿Es algo que, de cierta manera se me impuso? ¿me obligaron a interesarme en esta carrera? ¿existe en mí la verdadera necesidad de aprender esta ciencia? Me contesto: soy lo que “irremediablemente” soy, y “falsamente” necesito estudiar. Es probable, que esa necesidad provenga de diferentes mensajes subconscientes en mi alrededor.


Pero al final, eso no me hace auténtica. Digo que “estudio”, entonces soy falsa. No estoy inventando nada nuevo, ninguna ciencia. Sencillamente, producto de determinado contexto, empiezo a creer que es indispensable que yo estudie cierta carrera. Todas las personas al final son obligadas a saber que, “estudiar” es una necesidad de la humanidad entera para su supervivencia. “Si una generación dejase de estudiar, la humanidad actual en sus nueve décimas partes moriría fulminantemente”.

“¿Vas a quitar vidas por quitar vidas?”



En nuestro país existía desde hace más de 130 años un artículo en el Código Penal que permitía la práctica del aborto terapéutico. Hace unos pocos meses dejó de existir gracias a presiones por parte de gremios religiosos y otros factores que incidieron de manera negativa en la toma de esta decisión. La mayor parte de las y los médicos nicaragüenses están conscientes de que este procedimiento es necesario. El doctor Bosco McNally, un doctor con principios católicos, cuestiona esta figura y propone la existencia de un consejo de médicos que se encarguen de evaluar cada caso.


Usted es médico. La gente cree que ustedes por ser doctores tienen un punto de vista más critico sobre temas que entran en conflicto con la moral y la ciencia.


No necesariamente. No quiere decir que seas eminentemente científico, también podés tener formación moral y católica.

¿Cree usted que fue acertada la decisión de haber penalizado el aborto terapéutico en el país?


Es dual. Porque hay gente que aprovecha la existencia de esa figura para cometer otro tipo de aborto. Se podría valorar cada caso. Pero cuando alguien no usa un anticonceptivo, y considera el embarazo como un estorbo, entonces ya no estoy de acuerdo.

Pero entonces, ¿es o no bueno que el aborto terapéutico se haya eliminado?


Para mí es bueno, pero siempre puede existir un consejo de médicos que determine cuando sea necesario y que hayan cláusulas para saber que casos tomar en cuenta. No podemos decir: el aborto terapéutico aceptado y tirarlo a nivel nacional. La gente aprovecha ¿Vas a quitar vidas por quitar vidas?

¿Qué hay del derecho de las mujeres de decidir sobre su cuerpo. Es o no lícito científicamente?


Vos podés decidir sobre tu cuerpo, pero sin perjudicar a las demás personas. En esta situación hay una vida humana de por medio.

Se supone que vivimos en un estado laico, ¿Por qué sería correcto que las leyes se rijan por principios religiosos que no todos compartimos?


Cierto que somos laicos. Pero casi todos somos católicos y nadie quiere llegar al mismo límite de la muerte. Si lo querés ver desde el punto de vista moral, tenés que respetar.

Pero hay personas que no tienen creencias religiosas, que su moral es distinta.


Bueno entonces que la ley los juzgue, porque existen maneras de planificar. Debería ser prohibido quitar cualquier vida. Es un asesinato de cualquier manera.


En la ley no está contemplado así


Entonces hay que meterlo.

Pero en el aborto terapéutico está de por medio otra vida. Hay casos en que es totalmente necesario. Y la figura del aborto terapéutico ya no está.
Hay que valorar, que sea institucionalizado, no dejarlo en lo privado, que esté el consejo de médicos, inclusive que un sacerdote de por medio si querés. Deberían haber cláusulas para determinar.


Pero la ley no debería ofrecer espacios?
No, porque estamos aceptando la muerte. No podés permitir el asesinato. Debería haber una mejor educación en la niñez. Decirles que no se puede abortar, habría que hacer énfasis en esas mujeres que quieren abortar y que no tuvieron buena preparación moral.


Lo moral es relativo


Pero se les debería inculcar, y no es lavado de cerebro, es un buen hábito.


Eso es desde su punto de vista.


Hay que inculcarles, y si aún así quieren abortar, entonces tiene que ser prohibido; a menos que haya una causa legítima y con consentimiento de un consejo médico y si se puede religioso.

¿Es correcto que hubiera un consejo religioso para determinar un aborto terapéutico?
No necesariamente, entre los médicos se puede determinar. Sólo que fuera un caso muy relevante, como el caso de la niña “Rosa”.


E s c r i b i r m e n t i r a s



Escribir mentiras verdaderas es escribir literatura de calidad. Eso es lo que nos intenta explicar Sergio Ramírez en los seis capítulos de esta su obra. Todos los escritos son provenientes en su mayoría de comparecencias en cátedras y cursos. La temática que aborda Ramírez es la del oficio literario. Y lo hace muy bien al ilustrar cada uno de sus ejemplos con obras de gran magnitud tales como La Odisea, el testamento de Juan, El Quijote de la Mancha, entre otros.“Aunque las historias sean insólitas, al final resultan creíbles porque son mentiras con vida propia”. Quizá esta es una de las frases con más significado. Aquí se siente el eje de la tesis que Ramírez plantea. Para ser escritor hay que saber mentir con gracia, aplomo y coherencia. Llevar la mentira a su máximo nivel de credibilidad. El autor debe ser parte del relato. Debe sentir que su versión de los hechos es la real.


La lectura de este texto debe ser de suma importancia para todos aquellos que sueñan con crear un best- seller. Y es que su autor nos lleva a entender de una manera agradable y sencilla los secretos que existen detrás de las grandes obras. Habrá momentos en la lectura de este libro, en que no querrá perder el hilo; pues se siente esa conexión entre cada uno de los puntos tratados. Sin duda también querrá intentar escribir una obra literaria en cinco días y creyendo que es perfecta porque siguió todos los consejos que Ramírez plantea, también la enviará a una casa editora para que la publiquen. Y con esto me refiero, a que la obra deja un sabor de aprendizaje con haberla tan solo haberla leído una vez.


Las reflexiones trazadas por Sergio son tan precisas y contundentes que al lector no le cabrá la menor duda de que si las llegase a poner en práctica le funcionarían de maravilla. La agilidad del texto junto con el estilo sencillo y lenguaje accesible ayudan a un mejor aprovechamiento del libro. Ramírez nos describe el rito de la imaginación compartida. Nos deja en claro que el libro es la puerta de esa imaginación y que los autores deben mantener la calidad de material de que están hechas esas puertas. En lo personal, percibí la obra como un material provechoso. Nos trata de dar el empujoncito de confianza para que nos aventuremos, algún día, a ser los creadores de esas puertas.

Marx: Socialización de los medios de producción = Liberación



Me resulta demasiado curioso, el hecho de que la teoría de Marx haya llegado a tal punto de deformación en la actualidad, que ya es irreconocible. Las concepciones y finalidades que Marx proponía son parte, desgraciadamente omitidas, de las supuestas “ideologías” que protagonizan nuestra historia nacional.
Marx no fue entendido en su época, ni lo es ahora. Los mal llamados marxistas actuales, son sólo bufones que se llenan la boca de discursos ilógicos, incoherentes y sin ideas concretas y racionales.
La liberación integral del ser humano que Marx propone, no es prioridad de los políticos que creen practicar socialismo. Las soluciones que se plantean en la lucha contra la pobreza, son tan pobres o peor que nuestra patria. ¿Por qué nadie entiende las prioridades de Marx? ¿O es que acaso se trata de una simple abstracción utópica?


¿Cómo podemos hablar de socialismo en países en donde las maquilas esclavizan los sectores más vulnerables de la nación? ¿Qué clase de presidente socialista tenemos, que permite que los trabajadores sean enajenados, maltratados e ignorados? Y en medio de todo este análisis y esta crítica abierta y directa para nuestro gobierno, hay algo aún más grave: la culpa, no es sólo de ellos, los explotadores. La culpa comienza desde el momento en que el trabajo no funciona como fuente de dignificación de la persona, sino como un mal necesario para la subsistencia.


Me gusta creer que en el fondo aún existe gente preocupada por más que producir dinero. Marx nos enseña que esa no es la razón de ser del ser humano. Es un medio para su satisfacción, pero no la satisfacción misma. Me gusta pensar que cuando Marx creo sus teorías económicas no estaba simplemente pensando en el beneficio monetario de las masas, sino en su libertad plena.
La utopía del paraíso. El encanto de la irrealidad. La canción jamás cantada. El sueño nunca realizado. ¿Hasta cuándo?

Uno más uno



- ¡Yo no ando cincuenta pesos! – dice la chavala de pinta rockera: camisa negra, ojos delineados del mismo color y faja de puntas metálicas. – Vale verga, yo te invito, lo importante es que entremos. ¡Este concierto de electrónica va a estar tripeadísimo!- le contesta, al parecer, su novio; quien luce una vestimenta similar. Al fin pagan con un billete de cien y pasan. Me toca pagar la entrada, la noche está fría y lluviosa. En el bar ya no hay mesas disponibles, el sitio está atiborrado de jóvenes. Me siento en la barra y preparo mi oído para lo que, según Pablo César, será “música de otro nivel”.


Un DJ más otro DJ es igual a dos estilos que se fusionan, para al final, ofrecer la esencia de cada uno y transmitirle al público, a través de sonidos, emociones. O al menos eso es lo que siente el Disc Jockey, revelación electrónica del año, Pablo César, sobre los conciertos que ofrece en bares capitalinos junto con DJ Revuelta Sonora.


“Estoy impresionado de cómo ha surgido un rave nacional”, comenta Pablo César. La chavala rockera, conversa con su acompañante sobre la canción que suena: “es la voz del majestuoso Cerati acompañado de la Echeverri en una de las mejores canciones hechas en unplugged sobre una ciudad furiosa”. Luego, empiezan a poner electrónica, los asistentes parecen inyectados de adrenalina. La rockera deja la cerveza en la mesa y se levanta de su asiento para empezar a moverse, junto a su acompañante, al compás de la euforia del sonido.


Según Pablo, el movimiento de la electrónica en el país viene fuerte. La gente sigue entrando. Expresiones apáticas, otras más sociables, uno que otro con ojos rojos y miradas perdidas. El vapor de la recién pasada brisa se combina con el olor de los perfumes de moda, de cerveza y ron, de cigarros suaves, rojos, mentolados y de otros tipos. “Los programas de televisión y las radios se han dado a la tarea de educar el oído de la gente”. Al parecer, ya no se asocia tanto este género con la locura, las drogas o la vagancia. Las personas han aprendido a valorar más la onda electrónica.


Aún en la barra, sigo observando a la rockera. Alrededor de ella hay extranjeros con guayaberas a lo hippie , hay gente “normal”, hay más “rockeritos” y algunos “punkeritos”. El lugar se convierte en un cóctel de formas de vida en una diminuta licuadora .


Comienza Pablo César a mezclar. Un muchacho de veintitantos años, vestido algo conservador, complexión robusta y facciones duras, soso al vestir. No tiene el look de estrella de música. Los sonidos ácidos y “tripeados” del electrohouse empiezan a sonar. De fondo, se siente el beat encendido del tech house. Ya no sólo la rockera baila. Varias de las sillas de repente están desocupadas pues sus usuarios están “bailando”. Cabezas agitándose de un lado al otro, brazos hiperactivos y pies descontrolados.


Después de dos horas de ritmos contagiosos y dinámicos, aparece en escena Revuelta Sonora. Con pinta de bohemio y un afro muy a lo Jimmy Hendrix, empieza a sacar sonidos de break beat. La música se siente más chillin. Los espectadores ya no se dedican a mover sus cuerpos. Ahora es su oído el que se prende con música un tanto más sonora. La magia de las melodías armónicas y melancólicas combinadas con un bajo “alucinante”, parece transportar a cada uno de los asistentes a otro nivel de escucha.


La rockera sigue disfrutando del concierto. Sus ojos siguen los movimientos de los DJs, las luces que juegan y bailan al compás del sonido y la gente que se “conecta” y asimila la música de diferentes maneras. Después de todo, Pablo César tenía razón. La electrónica hizo que la rockera y muchos de los presentes se transportaran a “otro nivel”.


Sentada en la parada


Sentada en la parada de buses de la UCA, miro a la gente. Viene y va, sube y baja. El asiento metálico está caliente. A mi lado está una muchacha que aparenta menos de veinte años, hace poco armó su champita para dedicarse a vender alguna que otra chuchería. Tiene en un canasto, bolsitas de mango de venta. Las moscas pasean alrededor de ellas.

Veo estudiantes, vendedores, panzas protuberantes de ambos sexos y chinelas de todos los colores. Llega la ciento veinte, espera tres minutos. El sol quema y la gente camina sofocada por el bochorno del mediodía. Se detiene la ciento cinco, viene a paso de tortuga. Espera pasajeros. A esta hora las ganancias probablemente no son muchas.

El interlocal viene a toda velocidad como de costumbre. Pero adelante, un taxi amarillo se parquea y permanece un largo rato obstruyendo el tráfico, esperando a algún posible pasajero que tenga más de 2.50. Un chavalo que va montado en la ciento tres saca la cabeza para escupir. Después se mete a la boca una bolsita de agua “purificada”.
- ¡Granada! ¡Masaya!-grita el cobrador, pero el letrero del microbús dice Jinotepe. Un flaco vende agua helada de camisa verde ya desteñida, le silba a una muchacha que camina contoneando sus anchas caderas que se esconden bajo la tela de su jeans apretado combinado con una camisa celeste cortita que deja ver un poco de sus pequeños pechos y de su abultado abdomen.

Extrañamente, el tiempo que he pasado sentada aquí, la mayoría de la gente que viene y va deposita la basura en un recipiente.
- ¿Cuánto cuesta el mango muchacha?-, pregunta una gordita con cierta desesperación.
- ¡Tres córdobas, amor!-.
- ¡Pasame la cartera Fabio!-. Le dice al muchacho, también gordo, que la acompaña.
Escoge una bolsa, seguramente de las mosqueadas y le echa un poco de sal, que gracias al polvo y a las incontables manos que la tocan se ha puesto color café. Pide dos bolsas de agua helada y dos paquetes de galleta. Ya tiene lista la merienda que disfrutará durante el trayecto en transporte colectivo.

Pasan dos estudiantes con ropas “rockeras”, hablan sobre la hora en que se verán más tarde para estudiar. Corre un viejito flaco y de rostro curtido, con dos enormes canastos, se le caen, los levanta rápido, ¡la ruta ya se va! ¡Lo deja! El reggaeton suena en la acera opuesta, la estación de buses interlocales usa el ruido como estrategia publicitaria para atraer pasajeros.

Mientras tanto la muchacha se dedica a pelar más mangos para luego meterlos en bolsitas y venderlos a tres pesos. Llega la ciento catorce y me monto, mañana seguro habrá más que ver.